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Si bien mi aprendizaje autodidacta lo hice con el tiempo, fue gracias al movimiento Kino de Québec que me revelé a los demás y que encontré esta seguridad de continuar, de superarme e incluso de colaborar con otros cineastas. Y es por ello que encontramos la palabra kinoïte al final de mis iniciales para no olvidar nunca dónde nací cinematográficamente hablando.

Desde su creación en 1999 en Montreal, el movimiento Kino no se ha solo conformado con crear un concepto, una ideología y un lema (Hacer bien con nada, hacerlo mejor con poco, pero hacerlo ahora), sino ha sabido evolucionar ofreciendo novedades a su comunidad.

En efecto, la experiencia Kino se ha desarrollado mucho más allá de las proyecciones mensuales con la creación de Kabarets (laboratorios de creación cinematográfica colectiva), Galas y proyectos especiales como el Escenario Kino, el Kino Macro y más recientemente el Kino Mentoring en Montreal.

Independientemente de su perfil, profesional o aficionado, las personas que se suman a este movimiento lo ven como una oportunidad de acercar diversos tipos de creaciones a través de la libertad de expresión, la libertad artística, la diversidad y para algunos, el cine comprometido.

No dude en consultar Planet Kino o la lista de células en Wikipedia para ver el alcance del impacto que ha tenido la organización a nivel mundial.

Desde 2009, la organización nómada Kinomada ha desarrollado un concepto más internacional: Viajar por el mundo para crear laboratorios para la creación de cortometrajes, que invita a los intercambios y a la ayuda mutua interculturales.

En mi opinión, y usted puede estar en desacuerdo, la organización Wapikoni , que se creó en 2004, debería formar parte de la familia, incluso si los estudios itinerantes son para jóvenes de las Primeras Naciones. ¡Simplemente vaya y vea su colección de cortometrajes en su sitio para ver la diversidad de talentos allí!

Este movimiento le permite salir de su aislamiento, para intercambiar con otras personas creativas como usted.
Y si es de los tímidos, haga como yo, empiece por ir a ver una proyección mensual a ver si le gusta y en el peor de los casos, ¡habrá tenido el placer de ver un cine diferente!

Cuando vemos una entrevista con un director famoso, nos quedamos algo insatisfecho porque está abordada con una perspectiva periodística que debe al canzar a la mayor audiencia posible, lo que genera preguntas cuyas respuestas ya sabemos y que, a menudo, se limitan a su última realización.

¡Recientemente me topé con The Director's Chair, creada y conducida por Robert Rodríguez, la serie documental de una hora que se emitió en el canal estadounidense El Rey de 2014 a 2018!

El concepto es muy innovador: ¡Un director que entrevista a otro director!

Y esta ventaja de tener un director como entrevistador permite tener un intercambio más relajado, con preguntas un poco más profundas que una entrevista tradicional, ¡lo que convierte este tipo de programa en una clase maestra!

Sobre todo porque Robert Rodríguez ya ha estudiado y/o trabajado con algunos de sus invitados, por lo que la confianza se adquiere rápidamente y las confidencias llegan más fácilmente.

La lista de sus invitados es muy interesante: John Carpenter, Guillermo del Toro, Quentin Tarantino (en dos episodios), Francis Ford Coppola, Luis Valdez, Robert Zemeckis, Michael Mann, George Miller, Sylvester Stallone...

Aunque no pueda encontrar todos los episodios en línea, describí a pesar de todo una lista de reproducción en Internet Archive y en Youtube que contiene diez episodios, solo en inglés y sin subtítulos.

La serie tuvo dos temporadas y concluyó con una entrevista con Barbra Streisand el 26 de noviembre de 2018. A pesar de mi investigación, no pude encontrar los motivos de la cancelación del programa.

Ya sea que esté interesado en convertirse en cineasta o sea un cineasta aficionado, ¡estos episodios son esenciales en términos de inspiración y motivación!

A menudo sucede que un cineasta aficionado debe decidirse a hacer todo por sí mismo, ya sea por falta de colaboradores o por falta de medios: desde la idea hasta el guión, luego desde la realización hasta el rodaje, el montaje, etc. para que el proyecto terminado refleje más fielmente lo que visualiza en su mente.

Al escribir el guión, revisamos, reescribimos y hacemos cambios. Durante la edición, miramos la misma cosa varias veces para cortar, reorganizar o agregar elementos para que todo sea a nuestra satisfacción.

Si bien el mundo laboral nos condiciona a obtener resultados lo más rápido posible, tendemos a repetir este patrón incluso en nuestros proyectos personales, en nuestra pasión. Es entonces cuando es necesario reestructurarse porque a la vida laboral y familiar se suma la inversión personal en el proyecto.

Llega un momento, a fuerza de repetición, que ya no vemos claro en la escritura ni en la edición porque decae la ilusión de la idea y su realización y empezamos a dudar de su creación, de su realización e incluso de uno mismo.

Antes de llegar a eso, no olvide esto:

• Trate de administrar su tiempo de manera justa entre proyectos, trabajo y familia.
• A menos que tenga una fecha límite, nadie le está presionando excepto sí mismo, así que acepte el tiempo que lleva hacer los cambios necesarios para lograr la satisfacción con su proyecto.
• No tiene sentido obsesionarse con un problema y es mejor tomarse un descanso y dejar que la solución llegue a sí.
• Programe tiempo para el descanso y el entretenimiento.

Si cuestiona su actividad de realización, tómese el tiempo de recordar por qué eligió emprender este camino y encontrará la esencia de su motivación, para avanzar con el pie derecho.

Si está confundido acerca de dónde se encuentra en su guión o edición, comparta con alguien cercano a usted lo que ha escrito o el progreso de la edición y tendrá una idea de cómo avanza su proyecto y cómo està recibido actualmente.

Disimuladamente, estos momentos de desánimo y dudas pueden ocurrir cuando no se los espera, por lo que es mejor tomar las precauciones necesarias, si no, será aún más difícil volver a subir la pendiente una vez que se haya alcanzado el fondo.

Muchas veces, un cortometraje tiene una sola vocación: Ser visto, transmitir sentimientos, valores, según la naturaleza de la película o simplemente es un buen entretenimiento. A veces, la culminación de un cortometraje puede llevar más lejos de lo que uno podría esperar.

Esto es el caso de esta pequeña selección que hice para vosotros:

Comencemos con Dies iræ (2003), dirigido y producido por Alexandre Astier, que es un cortometraje de 14 minutos y que evolucionó a la serie Kaamelott en el canal M6 (en Francia) de 2005 a 2009 con 458 episodios. La serie continúa en tres películas, la primera parte de las cuales se estrenó en los cines el 21 de julio de 2021.

Alive in Joburg (2006) de Neill Blomkamp se convirtió en un largometraje, estrenado el 13 de agosto de 2009 como District 9. Aunque no fuera una adaptación completa del corto original, se utilizaron los temas y las ideas.