Muchas veces, un cortometraje tiene una sola vocación: Ser visto, transmitir sentimientos, valores, según la naturaleza de la película o simplemente es un buen entretenimiento. A veces, la culminación de un cortometraje puede llevar más lejos de lo que uno podría esperar.
Esto es el caso de esta pequeña selección que hice para vosotros:
Comencemos con Dies iræ (2003), dirigido y producido por Alexandre Astier, que es un cortometraje de 14 minutos y que evolucionó a la serie Kaamelott en el canal M6 (en Francia) de 2005 a 2009 con 458 episodios. La serie continúa en tres películas, la primera parte de las cuales se estrenó en los cines el 21 de julio de 2021.
Alive in Joburg (2006) de Neill Blomkamp se convirtió en un largometraje, estrenado el 13 de agosto de 2009 como District 9. Aunque no fuera una adaptación completa del corto original, se utilizaron los temas y las ideas.
Pixels (2010) de Patrick Jean. En 2011 recibió el Cristal del mejor cortometraje de animación en el Festival de Annecy. La adaptación cinematográfica se estrenó el 24 de julio de 2015 bajo la dirección de Chris Columbus pero no tuvo el mismo éxito que la original.
Y por último, el éxito online de Lights Out (2013) de David F. Sandberg no pasó desapercibido. Sandberg fue contactado por varios agentes que le llevaron a estar en contacto con Lawrence Gray, quien quería adaptarlo a un largometraje con James Wan. El 8 de junio de 2016, la película se estrenó en el Festival de Cine de Los Ángeles y se estaba preparando una secuela.
Es cierto que no todos los cortometrajes pueden convertirse en series web, series de televisión o películas, para pasar de amateur/indie a profesional, pero la realización de sus ideas al menos da la oportunidad de inspirar a otros y permite que el concepto evolucione de otra forma.
De lo contrario, como mencioné en mi artículo anterior Más allá de la pantalla, siempre tiene la oportunidad de trascender su universo por su cuenta a través de plataformas de transmisión web.